El inicio de la jornada fue algo tortuoso, no podíamos reunirnos ni decidir que comida sería la más apropiada para el picnic, luego de esto, fuimos a la casa de Kana, donde preparamos los últimos detalles para dar inicio al paseo.
El tiempo pasó más rápido de lo pensado, pero valió la pena en todo sentido. La gente –como siempre- nos miraba curiosamente, y no faltó quien se acercó para felicitarnos por nuestro vestuario.
Aun cuando no fue una actividad masiva, para quienes tuvimos la oportunidad de compartir la tarde fue un encuentro divertido y gratificante en el que pudimos disfrutar lo que nos apasiona, además, de ser el centro de atención por un momento.
Escrito por: Carito
No hay comentarios:
Publicar un comentario